Desde las brumas anglosajonas hasta el suicida Thomas, de todo hay en el museo de sus vindicaciones; nobles ajusticiados que antes de subir al patíbulo inventaban el endecasílabo no rimado que Shakespeare consagrara, como el buen conde de Surrey; el preciosista Lily; el esplendor de Marlowe; Sidney, que murió en batalla y que alzó una Laura septentrional; el aventurero Ralegh que honró los mares con su bandera y el cadalso con su orgullo; el astuto Wotton; Milton, el solitario implacable de Horton, o aquel otro puritano, Andrew Marvel; el iluminado Blake; la gloria de Wordsworth y de Coleridge; la grandeza de aquel cuyo nombre está escrito en el agua y la de Shelley, que junto a él reposa en Roma; el aristocrático helenista Arnold; el pagano radiante, Charles Swinburne; la nobleza de Stevenson; Edward Fitzgerald; la luz de Yeats; el georgiano De la Mare; el inviolable Eliot… Y presidiendo el cortejo, la cabeza más alta de nuestra especie: William Shakespeare; todos hacen suyo el sentimiento de Christian Winter:
Anoche me despertó el ruiseñor,
Anoche. En el silencio del mundo
Su canto venía fundido con el brillo de la Luna
Desde la fronda de la colina.
Nuevo mes, nuevas lecturas y mucho que añadir a vuestras agendas. Lunes 6: Brenda Navarro y Laura Carneros
https://mailchi.mp/sextopiso/marzo2023 | Mar 10, 2023
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Giorgio Agamben
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Johnny Cash